Blog relacionado con nuestros viajes e investigaciones de microseguros
jueves, 27 de mayo de 2010
Juguetes en la Favela
Probablemente AK-47 soviético por la forma gastada de la culata, aunque también los hay cortos, como los Kaláshnikov checos que se ven en las guerras de África y son más modernos que los soviéticos; los hay por supuesto IMI Galil israelíes con sus cargadores de plástico y aluminio como los del AK; y también, pero pocos M16, y varios STG 44, muy letales, colgados al hombro de rapers que se podrían ver fácilmente cantando y bailando en vídeos de MTV. Hay también varios guardias caminando por las principales vías centrales de la favela portando lanzagranas del tipo armables y cinturones con granadas y bombas lacrimógenas... Noté cierto nerviosismo en mi acompanhante, pero también observé mucha indiferencia, tal vez naturalidad, en los transeúntes que saturan las vías de arriba a abajo, por lo que me sentí tranquilo, aunque pasan en motos apuntandote mientras se desplazan y mi inexperiencia en zonas de guerra y armas me hace imaginar que una bala se les escapa y me mata. Pero mejor no pensar en eso. Un auto manejado por un borracho en Chile en plenas fiestas patrias puede ser incluso más letal. Aquí hay un orden distinto, los narcos dicen que protegen a la gente a su manera, que la protegen contra la policía misma, a quien casi todos en la favela identifican como los verdaderos "malos de la película".
lunes, 24 de mayo de 2010
"Que la atribución de marginalidad de las favelas no tiene sentido, pues además de crecer junto con la ciudad, representan un gran dinamismo económico, reunen una población que integra el sistema político..." "...representan un segmento muy importante del mercado habitacional popular, mercado que tiene sus propias reglas, diferentes al mercado regular y constituído al margen del poder público."
Hace unos anhos atrás, recorriendo Sudamérica por la carretera panamericana, serpiente que se extiende paralela al mayor monumento de nuestro continente (lo omnipresente cordillera de los andes) llegué a la ciudad de Lima, entrando por el populoso acceso norte de la capital de Perú. Como latinoamericano, acostumbrado a presenciar el gran contraste de pobreza y riqueza en nuestras ciudades, no dejó de sorprenderme aún así, el precario asentamiento humano que se extendía a ambos lados del camino. Cientos de moradas hechas de esteras, cartón y plástico se distribuían ordenadamente, mientras que sus habitantes pululaban ya sea acarreando agua o simplemente haciendo vida social. Esa imagen de pobreza extrema vivida por muchísimas personas me escandalizó y me pregunté de las condiciones de esa sociedad que permitía que parte de su población llegara hasta ese nivel.
Pues bien, el anho pasado volví a Lima, esta vez como parte del equipo de IMR, y lo que ví en esta oportunidad cambió mi opinión hasta entonces sostenida por las imagenes relatadas anteriormente. Sin saberlo, había sido testigo de la primera etapa de un proceso de organización popular que buscaba, a través de la toma de terrenos, soluciones habitacionales (sabiendo además que en el mediano plazo contarían con el apoyo de las autoridades políticas y gubernamentales). Ahora, en este nuevo viaje podía apreciar la evolución de un proceso que se había estado repitiendo durante décadas.
Una táctica que permitiría a miles de familias un título de propiedad, una casa y una vida digna; y al estado, dar solución a una problemática habitacional mal administrada y solo resuelta a través de políticas populistas que otorgaba dos cosas: viviendas y votos.
El proceso es más o menos así: familias que se organizan y realizan una toma, resistiendo al principio los embates e intentos de desalojo por parte de la policía (que tiene que hacer cumplir la ley) hasta que la presión de los medios que muestran el abuso hacia los pobres (mujeres golpeadas, ninhos afectados por lacrimógenas y alguna desgracias personal) obliga al municipio, gobernación y legisladores a entrar en escena, en la búsqueda de soluciones consensuadas. Esto significa expropiación-compra de los terrenos invadidos en favor de la comunidad, eso sí, bajo ciertas condiciones. Ahí comienza la evolución propiamente tal.
Se demarcan y asignan los terrenos (surge también la especulación, el tráfico de tierras, la venta obscena de los metros cuadrados, etc.). Una vez trazadas las propiedades, calles y veredas, comienza la construcción (precaria al inicio). El acuerdo con el gobierno es el siguiente: si quieren calles y aceras pavimentadas deben primero construir la red domiciliaria para que luego entren en escena las empresas de servicios de agua potable/alcantarillado y electricidad. El barrio esta listo, comienza la autoconstrucción: de la choza de estera se pasa a la mediagua de tablas y piso de tierra, luego vendrá el ladrillo y el hormigón. Uno, dos y hasta 6 pisos, dependiendo generalmente del número de hijos que tenga la familia o del uso que se le quiera dar. Si el barrio crece en torno a algún mercado, la mayoría de las casas habilitarán la planta baja como negocio, si no, surgirá el boliche de la esquina y la botillería a media calle.
Casas de madera, calles de tierra y camiones cisternas repartiendo agua potable daran paso a barrios residenciales urbanizados, con jardines, casas hermosamente acabadas, servicios de recolección de basura y barrido de calles. Al mismo tiempo, la economía de la zona se activa: los comerciantes (otrora informales) se agrupan en organizaciones, el transporte público extiende sus rutas, las cadenas de farmacias, multitiendas, bancos y empresas de servicios abren nuevas sucursales y finalmente la senhora Janet sale en las manhanas a hacer compras para el almuerzo y la comida del día.
Como es entonces en una favela? como evoluciona, como se desarrolla la vida social y comercial?
Hace unos anhos atrás, recorriendo Sudamérica por la carretera panamericana, serpiente que se extiende paralela al mayor monumento de nuestro continente (lo omnipresente cordillera de los andes) llegué a la ciudad de Lima, entrando por el populoso acceso norte de la capital de Perú. Como latinoamericano, acostumbrado a presenciar el gran contraste de pobreza y riqueza en nuestras ciudades, no dejó de sorprenderme aún así, el precario asentamiento humano que se extendía a ambos lados del camino. Cientos de moradas hechas de esteras, cartón y plástico se distribuían ordenadamente, mientras que sus habitantes pululaban ya sea acarreando agua o simplemente haciendo vida social. Esa imagen de pobreza extrema vivida por muchísimas personas me escandalizó y me pregunté de las condiciones de esa sociedad que permitía que parte de su población llegara hasta ese nivel.
Pues bien, el anho pasado volví a Lima, esta vez como parte del equipo de IMR, y lo que ví en esta oportunidad cambió mi opinión hasta entonces sostenida por las imagenes relatadas anteriormente. Sin saberlo, había sido testigo de la primera etapa de un proceso de organización popular que buscaba, a través de la toma de terrenos, soluciones habitacionales (sabiendo además que en el mediano plazo contarían con el apoyo de las autoridades políticas y gubernamentales). Ahora, en este nuevo viaje podía apreciar la evolución de un proceso que se había estado repitiendo durante décadas.
Una táctica que permitiría a miles de familias un título de propiedad, una casa y una vida digna; y al estado, dar solución a una problemática habitacional mal administrada y solo resuelta a través de políticas populistas que otorgaba dos cosas: viviendas y votos.
El proceso es más o menos así: familias que se organizan y realizan una toma, resistiendo al principio los embates e intentos de desalojo por parte de la policía (que tiene que hacer cumplir la ley) hasta que la presión de los medios que muestran el abuso hacia los pobres (mujeres golpeadas, ninhos afectados por lacrimógenas y alguna desgracias personal) obliga al municipio, gobernación y legisladores a entrar en escena, en la búsqueda de soluciones consensuadas. Esto significa expropiación-compra de los terrenos invadidos en favor de la comunidad, eso sí, bajo ciertas condiciones. Ahí comienza la evolución propiamente tal.
Se demarcan y asignan los terrenos (surge también la especulación, el tráfico de tierras, la venta obscena de los metros cuadrados, etc.). Una vez trazadas las propiedades, calles y veredas, comienza la construcción (precaria al inicio). El acuerdo con el gobierno es el siguiente: si quieren calles y aceras pavimentadas deben primero construir la red domiciliaria para que luego entren en escena las empresas de servicios de agua potable/alcantarillado y electricidad. El barrio esta listo, comienza la autoconstrucción: de la choza de estera se pasa a la mediagua de tablas y piso de tierra, luego vendrá el ladrillo y el hormigón. Uno, dos y hasta 6 pisos, dependiendo generalmente del número de hijos que tenga la familia o del uso que se le quiera dar. Si el barrio crece en torno a algún mercado, la mayoría de las casas habilitarán la planta baja como negocio, si no, surgirá el boliche de la esquina y la botillería a media calle.
Casas de madera, calles de tierra y camiones cisternas repartiendo agua potable daran paso a barrios residenciales urbanizados, con jardines, casas hermosamente acabadas, servicios de recolección de basura y barrido de calles. Al mismo tiempo, la economía de la zona se activa: los comerciantes (otrora informales) se agrupan en organizaciones, el transporte público extiende sus rutas, las cadenas de farmacias, multitiendas, bancos y empresas de servicios abren nuevas sucursales y finalmente la senhora Janet sale en las manhanas a hacer compras para el almuerzo y la comida del día.
Como es entonces en una favela? como evoluciona, como se desarrolla la vida social y comercial?
jueves, 20 de mayo de 2010
miércoles, 19 de mayo de 2010
Bienvenido
El primer día que puse pie en la Favela, al bajarme del omnibus, tuve la sensación de estar entrando en territorio minado. Y no era para pensar lo contrario: había salido del Hotel en Botafogo dejando atrás rostros asombrados después de anunciar donde iba. Estaba metiéndome en la cueva del Lobo, y la mayoría de los cariocas de clase media pensaban como yo (- Si ellos piensan eso, que me queda a mí?). Había quedado en encontrarme con mi primer contacto en la parte baja de la Favela, pero como iba con tiempo decidí bajarme antes (mucho antes) y caminar cerro abajo para ver como era "mi futuro nuevo barrio."
Para ayudar a la comprensión del paisaje, y de lo que veía, basta con colocar una calle altamente transitada en una de las serpenteantes calles de Valparaíso y bajarlo caminando: la congestión, el ruido, la actividad febril de las gentes, los motoristas, omnibuses, taxis, taximotos, etc. me hablaban de otra realidad. Era otra la visión a la que me había estado preparando. Si en Rio "Pica la Jaiba" (término coloquial para expresar asaltos) no es aquí donde eso ocurre. Si uno se muere en esta Favela no es precisamente por eso. Hay factores más inmediatos: enjambres de mototaxis que corren debocados cerro arriba y cerro abajo, haciendole el quite a los autos, vocineando y atravesandose por esta avenida de una pista y doble sentido (Acá, o se muere atropellado o producto del Smog). Caminar cerro abajo significó reconocer un mundo completamente nuevo al que había visto antes. Las muy bien mantenidas calles de Ipanema, Copacabana, Botafogo y Leblon daban paso a un vértigo de casas superpuestas una encima de otra, descolgandose cual más, cual menos, espiando con sus ventanas abiertas la muchedumbre de hombres y mujeres que se movían por la principal avenida o uno de los miles de pasajes y recovecos que recorren la Favela.
Llegué para enfrentarme a la pobreza dura de Brasil, a la marginalidad, a la que vive ilegalmente y que su ejemplo sirve para asustar a los ninhos cuando no quieren comer o estudiar.
- Si no comes la comida vendrá el Favelado y te llevará!!
- Si no estudias terminaras viviendo en una Favela!!
Pero lo que estaba viendo era otra cosa: trabajadores, comerciantes, estudiantes y duenas de casa.
Acá debo hacer un alto para remitirme a las palabras de una socióloga Brasilera que ha pasado los últimos 50 anhos estudiando a estos "seres marginados." Haciendo alusión a este pre-supuesto con que llego a la comunidad ella dice lo siguiente: "La existencia de un consenso sobre las pocas características de la Favela es tan evidente, que somos llevados a considerar tales características como verdaderos Dogmas: compartidas por la mayoría, no discutidas y de alguna manera, constituyendose en una base implícita." Y la verdad es que sus palabras calzan a la perfección. Es acaso creíble que el crecimiento de la Favela sea mayor que en la ciudad? con un dinamismo económico y comercial que la transforman en un polo comercial y turístico? con su población integrándose al sistema político, económico y social dominante (aunque esa participación sea parcial y con características propias)?
Pues, si antes (30, 40, 50, 60 anhos atrás) las Favelas eran barrios callampas, o tugurios, o villas miserias (o como suelan llamarse a estas zonas "marginales) ahora son barrios diferenciados con colegios, clínicas, supermercados, bancos, laboratorios médicos, restaurantes, pizzerías, ciber locales, corredoras de propiedades que participan en la construcción de edificios de 11 pisos, en la distribución de redes de internet y tv cable, con sistemas de telefonía, agua potable y alcantarillado.
Lo que antes fué llamado "el mundo rural en la ciudad" (por el tipo de migrante) ahora es un barrio más de la ciudad cercano a otros barrios populares y de clase media que presentan el mismo dinamismo y heterogeneidad.
En la tarde, cuando ya había tenido mi reunión y antes de regresar al hotel, entré a un bar a comprarme una botella de agua mineral. Al pagar y recibir el cambio se me salió un "gracias" en espanhol y entonces la senhora que me atendía (una matrona negra, de labios gruesos y ojos negros chispeantes) me miró, sonrió, y me dijo Bem Vindo.
Para ayudar a la comprensión del paisaje, y de lo que veía, basta con colocar una calle altamente transitada en una de las serpenteantes calles de Valparaíso y bajarlo caminando: la congestión, el ruido, la actividad febril de las gentes, los motoristas, omnibuses, taxis, taximotos, etc. me hablaban de otra realidad. Era otra la visión a la que me había estado preparando. Si en Rio "Pica la Jaiba" (término coloquial para expresar asaltos) no es aquí donde eso ocurre. Si uno se muere en esta Favela no es precisamente por eso. Hay factores más inmediatos: enjambres de mototaxis que corren debocados cerro arriba y cerro abajo, haciendole el quite a los autos, vocineando y atravesandose por esta avenida de una pista y doble sentido (Acá, o se muere atropellado o producto del Smog). Caminar cerro abajo significó reconocer un mundo completamente nuevo al que había visto antes. Las muy bien mantenidas calles de Ipanema, Copacabana, Botafogo y Leblon daban paso a un vértigo de casas superpuestas una encima de otra, descolgandose cual más, cual menos, espiando con sus ventanas abiertas la muchedumbre de hombres y mujeres que se movían por la principal avenida o uno de los miles de pasajes y recovecos que recorren la Favela.
Llegué para enfrentarme a la pobreza dura de Brasil, a la marginalidad, a la que vive ilegalmente y que su ejemplo sirve para asustar a los ninhos cuando no quieren comer o estudiar.
- Si no comes la comida vendrá el Favelado y te llevará!!
- Si no estudias terminaras viviendo en una Favela!!
Pero lo que estaba viendo era otra cosa: trabajadores, comerciantes, estudiantes y duenas de casa.
Acá debo hacer un alto para remitirme a las palabras de una socióloga Brasilera que ha pasado los últimos 50 anhos estudiando a estos "seres marginados." Haciendo alusión a este pre-supuesto con que llego a la comunidad ella dice lo siguiente: "La existencia de un consenso sobre las pocas características de la Favela es tan evidente, que somos llevados a considerar tales características como verdaderos Dogmas: compartidas por la mayoría, no discutidas y de alguna manera, constituyendose en una base implícita." Y la verdad es que sus palabras calzan a la perfección. Es acaso creíble que el crecimiento de la Favela sea mayor que en la ciudad? con un dinamismo económico y comercial que la transforman en un polo comercial y turístico? con su población integrándose al sistema político, económico y social dominante (aunque esa participación sea parcial y con características propias)?
Pues, si antes (30, 40, 50, 60 anhos atrás) las Favelas eran barrios callampas, o tugurios, o villas miserias (o como suelan llamarse a estas zonas "marginales) ahora son barrios diferenciados con colegios, clínicas, supermercados, bancos, laboratorios médicos, restaurantes, pizzerías, ciber locales, corredoras de propiedades que participan en la construcción de edificios de 11 pisos, en la distribución de redes de internet y tv cable, con sistemas de telefonía, agua potable y alcantarillado.
Lo que antes fué llamado "el mundo rural en la ciudad" (por el tipo de migrante) ahora es un barrio más de la ciudad cercano a otros barrios populares y de clase media que presentan el mismo dinamismo y heterogeneidad.
En la tarde, cuando ya había tenido mi reunión y antes de regresar al hotel, entré a un bar a comprarme una botella de agua mineral. Al pagar y recibir el cambio se me salió un "gracias" en espanhol y entonces la senhora que me atendía (una matrona negra, de labios gruesos y ojos negros chispeantes) me miró, sonrió, y me dijo Bem Vindo.
martes, 18 de mayo de 2010
Inserción en Rio
Ayer lunes (segunda feira) también se inició la inserción del equipo de investigación IMR en Rio de Janeiro. El equipo compuesto por Fernando, Thales y Carlos, estará en forma paralela trabajando en la pesquiza de investigación IMR en una de las favelas más populosas de la ciudad Carioca. Igualmente, estaremos publicando entradas en el blog del día a día de esta etapa a partir de manhana...
lunes, 17 de mayo de 2010
Dia 1 ~ Inserción en Favela de Sao Paulo
Las ruas del barrio estan llenas de gente. La fevala hierve de motos, autos, biciclertas, peatones que van como hormigas de aqui para allá. A primera vista es una locura, el ruido, la musica a todo volumen, el sonido del rap y la vertiginosa fuerza de los miles de rostros que se cruzan, pero que no son tanto locura sino la vida y el encuentro, el orden el verdadero que aquí reina y potente apropiación total del espacio que aquí ocurre... la calles de la favela están totalmente vivas... esta noche vamos a comenzar a vivir aquí. Arrendamos un pequenho departamento, una pieza con un banho y pusimos un camarote. Las chicas, Bianca e Isabel, que son las investigadoras asistentes de IMR sao Paulo, van a dormir en el camarote que compramos y yo en un colchón inflable que me compré abajo, en el nodo, ayer en la tarde. Hoy preparamos un almuerzo en casa de Creusa, de la que ya hablaremos más adelante, pero al ritmo del rap, porque es el rap el que la lleva aqui... La forma de rima, los sucesos, la gracia de las calles se expresan bien con esta música... Creusa vino sola a los trece anhos desde el norte de Brasil, del Estado de Paraíba a vivir aquí, vivió tres anhos en la calle y ahora es corredora de propiedades aquí., pórque en la favela hay mucha compra, venta y arriendos. Ella nos consiguió la casita de una habitación y una cocina que arrendamos por estos meses, y ellas nos está cocinando y cuidando. Creusa conoce a cientos de personas aquí y nos está abriendo las puertas del vecindario para conocer como la gente aquí organiza su economía y percibe el mundo. Ya veremos, e iremos contando el día a día aquí... Mientras tanto, seguimos escuchando rap...
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